Había una vez una bonita mariposa que estaba enferma y no podía casi volar, estaba posada en medio del camino y no se movía, una niña que pasaba por allí la vio y decidió ponerla en una orilla del camino para que no la pisara nadie sin querer. La niña puso su dedo para que la mariposa se subiera y lo hizo. La niña se dirigió a la orilla del camino y la mariposa voló y se posó en la hierba que había en la orilla, allí se quedó y la niña siguió andando tranquilamente.
FIN
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